La Fundación surge como un movimiento estudiantil en el año 2012 en medio de una crisis político-social en el país, donde los valores y la conciencia ambiental se ven vulnerados por la falta de educación en la materia, sin embargo, se produce una imperante necesidad en los fundadores de educar, concientizar y materialmente realizar cambios en la población de la ciudad de Maracaibo, basados en la acción, para dar el ejemplo a otros ya que es importante como individuo, el respeto a la naturaleza.
A partir del año 2014, mediante la alianza de la fundación con otras organizaciones, se dedicó al empoderamiento de comunidades pilotos para promover la clasificación de los residuos sólidos no peligrosos de uso doméstico como el papel, el cartón, los plásticos, las latas o metales no ferrosos y los vidrios. Mediante ello se ha intentado desde entonces disminuir el alto volumen de desperdicios dentro de las comunidades, realizando actividades mensuales que consisten en la organización de centro de acopios temporales. A la par, existen al día de hoy centros de acopio permanentes de residuos plásticos, como la comunidad de la Urbanización Ciudadela Faría de la Parroquia Idelfonso Vásquez.
Desde su creación, los fondos generados tanto con la venta del material acumulado como los aportes de la sociedad civil y demás organizaciones aliadas, se han invertido en la reforestación de bosques urbanos en las comunidades atendidas, es decir, instalación de sistema de riego con toma de agua pública, con un aproximado de siembra de un árbol autóctono de la zona que no altere los ecosistemas locales cada 4 metros de tierra, para garantizar el sano crecimiento de ellos, los cuales representan una importancia inmensurable en la vida de todos los seres vivos.